La Esports World Cup 2025 se convirtió en uno de los peores momentos de los últimos años para Natus Vincere. Hace apenas un año, el equipo triunfaba en Riad levantando un trofeo de clase mundial, pero esta vez se estrelló de manera sensacional en la primera ronda de playoffs a manos de 3DMAX. Y aunque en Colonia NAVI todavía mostró algunos destellos de estabilidad con su nuevo jugador Drin «makazze» Shaqiri, los resultados posteriores fueron decepcionantes: una salida temprana en el BLAST Bounty Season 2 y ahora un colapso en el mayor escenario del verano.
Un fracaso que expuso viejos problemas
En Inferno, NAVI tuvo todas las oportunidades de cerrar la serie, pero una cadena de pequeños errores se transformó en un desastre. Ventajas de 5v3 y 4v2 desperdiciadas, un anti-eco fallido, falta de control en zonas clave: todo esto le dio a 3DMAX una oportunidad que aprovecharon con una compostura implacable. NAVI se mostró desorganizado, mientras que sus rivales ganaban confianza con cada ronda. El capitán admitió:
Quizás hubo falta de comunicación, quizás alguien decidió actuar por su cuenta — pero el resultado es el mismo: perdimos el control.
Estas palabras no hicieron más que resaltar la debilidad recurrente de NAVI: en lugar de un juego en equipo estructurado, surge el caos en los momentos críticos. En Nuke, el escenario se repitió: una buena racha en el lado CT dio esperanzas, pero los rounds decisivos cayeron del lado de 3DMAX. Y de nuevo salió a la luz el principal problema de NAVI: la incapacidad de cerrar los partidos bajo presión.
Un golpe psicológico para el equipo
Si en Colonia los «negro y amarillo» aún parecían un equipo con potencial, en Riad se mostraron agotados e inconsistentes. Incluso Aleksib no ocultó su decepción, reconociendo que tras perder un clutch 1v1 —a pesar de haber conseguido cuatro bajas— «literalmente me sentí enfermo del estómago».
El problema no está solo en los rounds perdidos, sino también en el estado mental del equipo: NAVI parece atrapado entre el pasado y el futuro. Ya no exhiben la estabilidad de sus días de campeones, y la nueva versión de la plantilla con makazze aún no ha tomado una forma completa.
Un rayo de luz: el joven makazze
A pesar de la derrota global, Drin «makazze» Shaqiri fue, sin duda, la principal nota positiva de la serie. Para él, este era apenas su segundo gran LAN, y sin embargo se mostró confiado, comunicó activamente e incluso en los momentos difíciles trató de tomar la iniciativa. El capitán habló de él:
Estoy orgulloso de su desempeño; merecía más partidos aquí. Se podía ver que quería entender cada situación, incluso si a veces era demasiada información.
Este reconocimiento demuestra que incluso en crisis NAVI aún tiene una base para el futuro. Makazze ya muestra cualidades que parecen faltar al resto de la plantilla: hambre, flexibilidad y la voluntad de luchar por cada round.
¿Y ahora qué?
La gran pregunta para NAVI ahora es si esta plantilla podrá encontrar confianza y estabilidad antes de que termine la temporada. Incluso Aleksib admitió que «hemos dado algunos pasos atrás desde Colonia», lo que convierte la recuperación de la confianza en sí mismos en la tarea número uno. Añadió:
Ahora mismo parece que estamos de nuevo en la línea de salida. Tenemos que encontrar la manera de aprovechar el 100 % del equipo y dejar atrás este momento. Esa será la clave de cara al futuro.
Lo próximo para NAVI es un bootcamp y la clasificación de BLAST en Londres. Es una oportunidad para corregir errores, pero hay poco tiempo. El calendario sigue lleno, y cualquier nuevo tropiezo corre el riesgo de sacudir aún más la moral del equipo.
La derrota ante 3DMAX no es solo la sorpresa del torneo: es una llamada de atención de que NAVI ha perdido su estatus de contendiente fiable al más alto nivel. El equipo tiene jugadores talentosos y recursos, pero su principal problema está en la psicología y la química de grupo. Demasiado a menudo pierden el control en momentos clave y reaccionan de forma demasiado dolorosa a las derrotas.
Al mismo tiempo, hay esperanza: sangre nueva en la plantilla que puede inyectar energía y ambición en el grupo. Pero para capitalizar esta oportunidad, NAVI necesita algo más que un bootcamp: necesita un cambio fundamental en el enfoque. De lo contrario, 2025, que comenzó con grandes esperanzas, corre el riesgo de terminar en otra decepción.
